(1) Frunció el ceño y se apartó
(2) porque vino a él el ciego.
(3) ¿Pero quién sabe?, tal vez se purifique,
(4) o recuerde y le beneficie el Recuerdo.
(5) Al que es rico,
(6) le dedicas atención;
(7) cuando no es responsabilidad tuya que se purifique.
(8) Mientras quien viene a ti con afán
(9) y es temeroso,
(10) te despreocupas de él.
(11) ¡Pero no! Es un Recuerdo*.
(12) Así pues, quien quiera que recuerde.
(13) Contenido en páginas veneradas,
(14) elevadas, purificadas,
(15) por manos de mediadores
(16) nobles y virtuosos.
(17) ¡Que muera el hombre! ¡Qué ingrato es!
(18) ¿De qué cosa lo creó?
(19) De una gota de esperma lo creó y lo determinó,
(20) luego le propició el camino
(21) y luego le hace morir y entrar en la tumba.
(22) Y después, cuando quiera, lo devolverá a la vida.
(23) ¡Pero no! No ha cumplido lo que Él le ordenó.
(24) Que se fije el hombre en lo que come:
(25) Es cierto que hacemos que caiga agua en forma de precipitaciones,
(26) y seguidamente hendimos la tierra en surcos,
(27) y hacemos que en ella broten granos,
(28) viñedos y hierbas comestibles,
(29) olivos y palmeras,
(30) frondosos vergeles,
(31) fruta y pastos.
(32) Como disfrute para vosotros y vuestros rebaños.
(33) Y cuando el Grito ensordecedor llegue,
(34) el día en que el hombre huya de su hermano,
(35) de su madre y de su padre,
(36) de su compañera y de sus hijos.
(37) Ese día, cada uno tendrá una preocupación.
(38) Ese día habrá rostros resplandecientes
(39) que reirán gozosos.
(40) Y ese día habrá rostros polvorientos,